La guitarra eléctrica (continuación de "La guitarra")
Ívan y venían las transiciones puberales, cuestionamientos, choques, malos y buenos ratos, pero ella siempre allí esperando a que la tocaran, a que la hicieran hablar. Me gustaba, hacía más ruido para mi que los dibujos y el par de óleos que dejé enmarcados. Soñé muchas veces con un escenario repleto de quienes esperaban algo de mi, por eso seguí persitiendo en mi actividad guitarrera. Llegaron los tiempos de los Hijos de Dionisio y la cosa cambió radicalmente. Todo dió un giro, como si esa instrospección espesa y dubitativa que llevaba a cuestas se hubiera convertido en un arma que da destellos sin control, mis ideas se hicieron materiales, mi risa se volvió carcajada y la guitarra me pedía impacientemente convertirse en lo que yo quería.
En una vitrina tras un pequeño negocio olvidado, de instrumentos musicales y cosas usadas estaba ella( a todo esto el señor del bisoñé cerró su negocio hace unos años, debió jubilar...era un poco carero, pero confiaba en lo que vendía) una guitarra a maltraer, pero notaba que tenía su historia. La enchufé, el viejo me preguntó si acaso la compraba mientras comentaba las gracias de la susodicha. Y se convirtió en mi regalo de cumpleaños. Sonaba sin efectos con un modo rocanrolero ronco desgastado; el que sabe sabe. Eran mis 17 años, costó, pero era 100% de mi ahorro. más una ayuda celestial. 40 lucas para ser exacto (año 95). corté las cuerdas del clavijero con alicate y quedaron como púas...así le pusimos: LA DESGARRADORA, en honor a las gracias que hizo en pellejos ajenos. y en "los vírgenes", que eran los miembros de mi banda de aquel entonces ( "Larry y los Vírgenes"...siempre alegué que el nombre era SATIRIASIS ( con Fanfi(banda hoy) y Guti).
La cosa es que hoy, a los casi 27, todavía conservo el sentimiento por mi instrumento, pasaron un par de guitarras entre mis manos aparte de la desgarradora (una washburn stratocaster, negra con naranjo, y una biscaine robada miami series, que la presté y me la devolvieron bien aturdida). Pasaron muchas tocatas, pasaron muchos amigos que hice con esto de la música. Al final aprendí a tocar bien mi rocanrol, luego de pasar por estilos del más diverso escenario, pero me quedé con mi rocanrol y mi piscola. Y se que no termina acá la historia, al menos la de la guitarra... lo que si se, es que nunca quise hacerla una obligación o una especie de incondicionalidad, porque me gusta así, es un gusto tenerla así...y allí me está esperando.